Memorias sobre machetes
La obra
El machete es la herramienta por excelencia del trabajador del campo colombiano; éste lo acompaña en el cinto y le abre caminos. También ha sido usado como arma de protección y para ejercer poder y violencia. Memorias sobre machetes reflexiona sobre el machete como símbolo. Según Laura Antonia Coral, este objeto es “testigo y partícipe de nuestra historia”. Su instalación consiste en desplegar en el espacio varias docenas de machetes que tienen grabados en sus hojas las historias de origen y uso. Instalados en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación en Bogotá, los machetes generan un recorrido paralelo, se quedan al fondo de los espejos de agua brillando con la luz del sol y están clavados en la tierra, como invitando a ser usados. Estos machetes fueron donados por los campesinos de Argelia, en el Oriente Antioqueño.
Dieciocho amigos campesinos donaron un machete respaldando dicha afirmación: Cristian Alberto López Arango, Rosalba Suárez, Nestor Alcibar Toro, Margarita Zuluaga, Maruja Galeano, Ruth Marina Jiménez, Miryan Ocampo, Luis Eduardo Loaiza, Juan Carlos Loaiza, Graciela Cardona, Francisco Javier Marin, Faber Marín, Maria Ruby Ocampo, Anacelia Galeano, Alberto Narváez, Maria Nubia Murillo, Ana Galeano Cardona, Eduard Yair Toro. Cada Machete se Grabó con la firma de su portador.
“Cuando llegué a casa de Graciela, ella me invitó a entrar en la cocina mientras atizaba el carbón de su estufa de leña con un machete, “el machete cocinero” lo llama ella, en silencio observé que al tiempo cotaba la panela con otro machete un poco más corto. En ese instante entraron sus hijos, venían de arriar las mulas y en sus cinturas colgaban sus fundas donde yacían sus machetes “los de arriar”. Al tiempo, una de sus hijas cortaba más leña con otro machete un poco más largo, “esta es la rula” me dijo ella. La relación era evidente, el machete es una herramienta muy importante para la vida campesina.
Esta exposición ofrece un profundo agradecimiento a la población de Argelia Antioquia, a Beatriz Elena Arias López y a Luz Estella Cifuentes por el apoyo brindado. Igualmente a la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia y a la Asociación Campesina de Antioquia ACA.
Perfil de la artista: Laura, nació en Pasto, Nariño en 1988. Es egresada de la Universidad Distrital, Facultad de Artes- ASAB, su énfasis es el grabado, la pintura, la fotografía y el video. Fundadora del espacio cultural Café el Machete Guatavita en 2009, donde expone arte local.
Contexto
Uno de los grupos que más notablemente han sido víctimas del conflicto armado colombiano, junto con comunidades de afrodescendientes y de indígenas, son los campesinos. La tierra, su fuente de trabajo, yace en lo más profundo de la guerra que completa más de 50 años en Colombia. Ésta ha sido objeto de disputa, y su tenencia ha sido símbolo de poder.
Desde la perspectiva de los campesinos, la tierra es la garantía de que tendrán sustento diario para ellos y sus familias y de que sus esfuerzos e inversiones les darán algún tipo de retorno. Para los grupos ilegales armados, por el contrario, la tierra ha sido una forma de asegurar las rutas del narcotráfico, corredores donde, imponiendo el control a la fuerza, pueden transitar y amedrentar a la población. Asimismo, en muchas ocasiones, el territorio ha alojado fuentes minerales que son explotadas ilegalmente, lo que ha ayudado a financiar las empresas criminales, al tiempo que destruyen el medio ambiente.
Los campesinos han sido blanco de grupos guerrilleros y paramilitares, en algunos casos financiados por grandes empresas agroindustriales. Sumadas al viacrucis de la guerra, los trabajadores rurales han tenido que enfrentar la falta de presencia del Estado, la desprovisión de bienes públicos, la falta de asistencia técnica, de seguros y financiación agropecuaria, algo que apenas desde hace poco ha empezado a democratizarse. Acciones como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, así como investigaciones como la Misión para la Transformación del Campo y el Tercer Censo Nacional Agropecuario, el primero en 45 años, son apenas un indicio de que el campo está siendo tenido en cuenta.
Tomado de: http://centrodememoriahistorica.gov.co/museo/oropendola/memorias-sobre-machetes/index.php